Cada vez más la tecnología se acaba metiendo en nuestra vida diaria y en todos los sectores. La crisis del coronavirus ha hecho que esta simbiosis se acentúe aun más, sobre todo en el mundo de la moda.
La pandemia se hizo más evidente en la semana de la moda de las colecciones otoño-invierno de principios de año. Después de machacarse mucho la cabeza, al final varios de los principales desfiles salieron adelante, aunque de una forma completamente diferente a la que estamos acostumbrados.
A puerta cerrada, sin público y en formato digital. Así lo decía Caroline Rush, la directora ejecutiva de BFC: "Al crear una plataforma de semana cultural de la moda, estamos adaptando la innovación digital para que se ajuste mejor a nuestras necesidades de hoy y para construir un escaparate global para el futuro".
Muchas marcas se sumaron a esta revolución digital para sus planes a corto y largo plazo, una de ellas Burberry. La firma británica fue pionera en agregar la tecnología a sus tiendas, y el año pasado lanzó un videojuego llamado B Bounce donde se puede vestir al protagonista con sus prendas.
Ahora, Burberry ha usado esta tecnología para mejorar los procesos creativos creando un software que permite colocar estampados en plantillas de prendas 3D. Gracias a esto los resultados son mucho más precisos, acelerando así la producción. Esta tecnología ya se ha usado en su nueva colección prefall.
De esta manera, la firma ha sabido actualizarse y adaptarse a los nuevos tiempos sin perder un ápice de su esencia. Desde la incorporación de Riccardo Tisci como director creativo de Burberry, el italiano ha aportado frescura y ha sabido acercar la marca a las nuevas generaciones.
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